Inaugurado con bombos y platillos en la década del "90, el microhospital de Los Berros es hoy una gran desilusión para los sarmientinos que viven en esa localidad. "Es como atender en la sucursal del infierno: falta de todo, más que medicina hay que hacer magia", dijo Jorge Gil, uno de los médicos que hacen guardias rotativas en ese centro. Aunque el microhospital tiene 8 camas para internación, casi no se interna a nadie porque no existen los otros servicios: no hay un médico de sala permanente, no hay quirófano, la sala de partos no funciona, no hay laboratorio de análisis clínicos ni aparatos de rayos X. La única diferencia entre un puesto sanitario cualquiera y el de Los Berros, es que tiene un médico de guardia durante las 24 horas, que no siempre es el mismo, sino que van rotando. "Lo único que podemos hacer, si se nos presenta una urgencia, es compensar al paciente y derivarlo a otro centro", dijo el médico Miguel Carrizo.