No existen reglamentos, no se entrega premios formalmente al ganador, los competidores y los equipos no forman parte de ninguna liga o asociación, es más, nadie transmite estas competiciones. "Viejo, los papis de Andrea se compraron un cero kilómetro", dice la nena, entonces vos salís a "quemar" la camioneta, averiguás los requisitos para un préstamo, juntás el dinero que puedes y encima te quedarán varias cuotas, pero en menos de una semana está parado en la puerta de casa un cero full que eclipsa el auto del vecino.

"¿Te enteraste?, tu hermana y toda la familia se van de vacaciones a Mar del Plata", tira al pasar la patrona, y vos que todos los veranitos te la pasás en la tranquilidad de Iglesia o Valle Fértil, sacás de donde no tenés para pagar una parte de contado y el resto financiado con tarjeta, cuatro viajes con media pensión a Villa Gesell, eso sí, vas con tu gente recorriendo las casas de todos los parientes para que se enteren bien enterados las inolvidables vacaciones que con tu familia te vas a tomar.

Tus hijos heredaron el sentido de competencia, por eso juntan moneda tras moneda para poder comprar las zapatillas más sofisticadas y tener el celu con todos los ingredientes que puedan existir. Soñás con tener una casita de fin de semana cuya única característica exigible es que tenga un metro cuadrado más que la de tu patrón. Y si delante de vos, en el almacén, tu vecina más odiada compra medio de jamón cocido, tu pedido a viva voz es por un kilo de crudo.

Luego del brindis, los regalos y los saludos para las fiestas de Navidad y Año Nuevo, los Gómez salen a la puerta de casa y encienden un mortero que lanza papelitos plateados a un metro y medio de altura y hay una sensación de placidez, pasan tres minutos y de la casa de al lado aparecen los Escudero y lanzan una caña silbadora que produce un trazo plateado en el cielo con gran estruendo final, hay sonrisas ganadoras, reaccionan los Gómez, mandan al aire una súper caña voladora que produce tres efectos de color rojo, azul y verde.

Rápida reunión de los Escudero que trae como consecuencia mostrarle al barrio el poder de un candilón romano que lanza ocho bombas de fuegos artificiales de colores surtidos.

Los Gómez de preocupan, aparece el pibe del medio encendiendo una torta 25 tiros relámpagos dorados, y toda su familia aplaude, entonces los Escudero se juegan el resto, emergen con un dispositivo que dispara 156 bombas de estruendo casi simultáneamente, ya parece que ganan, pero los Gómez tienen el as en la manga: combinación de 6 tortas que en conjunto producen un show de fuegos artificiales de 5 minutos de duración, compuesto por 297 fuegos artificiales clásicos, en efectos y colores surtidos.

La anual competencia ha culminado, entre familias no se miran, pero se sabe quién ganó, el dulce de la victoria se saborea durante un año. Los ocasionales derrotados comienzan a armar la estrategia del próximo año, mientras las amas de casa llaman a los gritos a sus respectivas familias para que prueben el pan dulce más rico que se prepara en varios metros a la redonda.