A más de 30 años de aquella noche, la camiseta de Boca Jrs. con la publicidad de Vinos Maravilla se convirtió en objeto de culto para coleccionistas y fanáticos xeneizes. Es que fue la primera vez que un club argentino mostraba una inscripción en su casaca y el acontecimiento causó una verdadera revolución, marcando una tendencia que se extendió hasta la actualidad. Los famosos vinos Maravilla eran producidos por una bodega sanjuanina, la Gualino y Escolar, que funcionaba en el barrio del Carmen, Desamparados, y que además era conocida por su aserradero.

Fue en 1935 que los empresarios Carlos Gualino y Mauricio Escolar se unieron para dar nacimiento a la bodega, en un gran predio de Capital. Para la década del "50, el establecimiento era un gigante de la industria y brillaba con luz propia. Paralelamente, contaba con un aserradero, que era uno de los más importantes del país. Allí procesaban maderas de la región y en la década de 1950, en pleno auge de la vitivinicultura, proveía de trabas, media trabas y postes a los nuevos parrales que se levantaban por todos lados. El aserrado funcionó aproximadamente hasta promediar los "60.

En 1971, cuando murió Carlos Gualino padre, Carlos hijo siguió dos años más en el directorio. Luego, junto a sus hermanas Ana de Estornell y Lidia de Castro, decidieron vender su parte a la familia Escolar.

La bodega, en tanto, se iba modernizando y allí nacieron los vinos de la marca Maravilla. Fue en 1983 que la empresa dio un golpe publicitario maestro. El 26 de febrero de aquel año, Boca salió a jugar con la publicidad de Maravilla en su camiseta, para enfrentar a River, en un torneo de verano de Mar del Plata. La marca, que atravesaba la franja amarilla, quedó grabada en la retina de la gente y se fue multiplicando de la mano del club más popular del país.

Así, Maravilla dio inicio a la publicidad estampada en las camisetas, algo que se convirtió en normal con el paso del tiempo. Según publicaciones deportivas de la época, la dirigencia de Boca reveló que la bodega había superado el ofrecimiento de Hitachi para imponer su marca en la camiseta y que con lo que pagado, cancelaron el 90% de los sueldos de los jugadores hasta fin de año.

Con el pasar de los años, la familia Escolar le vendió el establecimiento a Plaza Vieja, que luego sufrió una debacle. Entonces, apareció la firma Maravilla, de capitales cordobeses y sanjuaninos, que compró el juicio de Plaza Vieja y, aunque intentaron reflotarla, la crisis del 2000 la terminó arrastrando y se fue a la quiebra. En 2004, el viñatero sanjuanino Miguel Garcés adquirió el establecimiento en un remate. La bodega hoy no produce y en su interior la maquinaria se conserva intacta, lo mismo que algunos tanques que aún tienen pintada la marca Maravilla, la de la camiseta de Boca.