Encontraron su profesión casi de casualidad, pero hoy son apasionados por lo que hacen. Antonio José Navarro es masoterapeuta del plantel de vóleibol de UPCN y sus hijos le siguieron los pasos. Lucas (41), es hace 13 años el masajista del plantel de San Martín en la Primera Nacional y Víctor (27) cumple el mismo rol pero en el equipo de ciclismo de la Agrupación Virgen de Fátima hace cuatro años.
Oriundos de Marquesado, los Navarro jamás imaginaron estar ligados a la actividad. Antonio José o más conocido por "Teté" en el conjunto Gremial, tenía 30 años cuando comenzó a dedicarse a los masajes. En ese entonces, el hombre jugaba al fútbol y aconsejado por Cabral Díaz, un brasileño que por ese entonces trajo Atlético de la Juventud, comenzó a interiorizarse con las técnicas para hacer masajes. Su futuro como futbolista se truncó por una lesión y para seguir ligado al fútbol comenzó hacer masajes para el plantel de Marquesado. Su labor empezó a difundirse y así pasó a Sportivo Desamparados donde trabajó 10 años. "Trabajé en muchos clubes de San Juan, después en la selección argentina de hockey sobre patines hasta que encontré mi lugar en UPCN, llevo 11 años trabajando ahí y no me puedo quejar, amo mi trabajo" agrega el hombre.
"Teté" apasionado por su actividad, quería que sus hijos varones (tiene cuatro hijas más) le siguieran los pasos. Lucas tenía 25 años y repartía sus tiempos entre futbolista de Marquesado y recolector de residuos de la Municipalidad de Rivadavia. Su hermana Nadia, ciclista en ese entonces, lo recomendó para que atendiera al equipo femenino del desaparecido equipo de Forjar Salud. "No quería saber nada, acepté hacerlo como un extra pero me fue gustando y Carlitos Escudero me llamó para trabajar al equipo masculino donde estaban ciclistas muy famosos como Oscar Villalobo, Javier Páez, Jorge Pí, me apasioné y ahí arranqué", expresa Lucas quien reconoce que el paso al profesionalismo lo dio cuando pasó a trabajar en San Martín hace 13 años.
El menor de los varones, Víctor, se dedicaba al ciclismo pero colaboraba con su papá en los clubes y de esa manera iba aprendiendo. Amigo desde la infancia de Nicolás Naranjo, comenzó a hacerle masajes de manera particular hasta que Carlos Gómez, director de la Agrupación Virgen de Fátima, lo llamó para ser el masajista del equipo continental. "Hice de todo en mi vida, trabajé en la municipalidad, fui delivery, trabajé en una mina pero siento que encontré lo que realmente me apasiona", expresa Víctor.
Los tres reconocen que sufren cada derrota y festejan las victorias y los tres reconocen que además de cumplir con su función, en esos 45 minutos o una hora que dura cada sesión, también colaboran con algún consejo con los deportistas: "No somos psicólogos pero muchas veces tenemos que escucharlos, porque por ahí no podemos aconsejarlos pero el simple hecho que los escuches después de alguna carrera a ellos los reconforta", manifiesta Víctor.
Los Navarro hicieron y siguen realizando constantemente cursos de masoterapeutas para perfeccionarse sobre la profesión y cada vez se apasionan más con lo que realizan. "Trabajar con deportistas es llenarse de energía, a mí me apasiona y te tiene que gustar para poder hacerlo bien y para que los deportistas vuelvan o te recomienden", comenta Teté y Lucas, el masajista del Verdinegro agrega: "Hoy soy un agradecido por poder dedicarme a esto, no se si hay muchas personas que disfrutan de su trabajo pero eso yo lo hago", manifestó.