Para los republicanos, deseosos de salir de su desolación política desde que Obama los desbancó del poder tras una década de hegemonía, las elecciones se presentan como un test sobre los esfuerzos del partido de superar divisiones y lograr definir una estrategia que les haga retomar el camino de la victoria.

Gran parte de este desafío se pone de manifiesto en la elección de Nueva York de una banca vacante en la Cámara de Representantes.