Bailaron, aplaudieron, cantaron, saltaron y algunos hasta trotaron. Un centenar de abuelos de distintos puntos de la provincia convirtió el Segundo Maratón Participativo en una verdadera fiesta. Llegaron en remís, en colectivo y hasta en bicicleta. Todo para no perderse una jornada otoñal en la que sobró el calor humano.

Salieron desde la Catedral pasadas las 15:30 y la llegada fue en el Monumento al Deporte, que está en el Parque de Mayo. Algunos caminaron, otros trotaron. También estuvieron los que se animaron a pedalear. La consigna no fue llegar primero, sino compartir un día en familia. Es por eso que muchos de ellos fueron hasta con sus nietos. El maratón fue organizado por el Ministerio de Desarrollo Humano de la provincia, por segundo año consecutivo.

Como los abuelos llegaron temprano, los profesores de Educación Física que dependen de Deportes los hicieron entrar en calor bailando, antes de empezar la carrera. Los ponchos quedaron a un lado y empezaron a atarse las camperas en la cintura. Los abuelos más osados se atrevieron a armar parejas y ponerse a bailar cuarteto en plena avenida Ignacio de La Roza. Llegaron desde todos los departamentos de la provincia representando a distintos centros de jubilados y agrupaciones. Y los primeros en llegar a la convocatoria fueron los abuelos del Hogar de Ancianos.