Desde niños se convirtieron en danzantes atraídos por el colorido y brillo de los trajes. Pero con el tiempo se transformaron en fervientes devotos de la Virgen. Son tres sanjuaninos que desde hace 15 años le bailan a Nuestra Señora de Copacabana, patrona de los bolivianos. Mañana será la procesión en su honor en la puerta de la Catedral.
Cristian Vallejo dijo que no le importa perderse una salida con amigos los sábados y domingos. Esos días los dedica exclusivamente a ensayar las danzas en honor a la Virgen. Tiene 23 años y danza desde los 8. ‘Al principio no entendía qué significaban los bailes y tampoco me interesaba saberlo. Sólo quería usar uno de esos trajes que parecían de un cuento de hadas. Con el tiempo supe que el baile de los caporales representa una lucha del pueblo contra la opresión. Desde entonces me gustó más formar parte de este grupo. La Virgen me cumplió el pedido de conseguir trabajo. Estoy tan agradecido que, un año, igual bailé en su honor aunque hacía 3 días que había fallecido mi abuelo’, dijo.
Para Federico Julio la emoción de danzar en honor a la Virgen supera al cansancio. Por eso no le importa bailar hasta dos horas sin parar para demostrarle devoción. Comenzó bailando a los 10 años y hoy tiene 25. A pesar del tiempo, sigue sorprendiéndose por la belleza de los trajes, atracción que lo llevó a convertirse en danzante. ‘Pienso que llevar tanto tiempo bailándole a la Virgen es lo que ha hecho que hasta el momento no me haya tocado vivir una desgracia. Por eso sigo bailando en agradecimiento y luciendo con orgullo el traje típico como si fuera un boliviano más’, dijo.
Conseguir la casa propia fue la ‘bendición más grande’ que Nuestra Señora de Cobacabana le concedió a Johana Ruz, de 22 años. Comenzó con 2 años a formar parte de los danzantes. Al principio le costó aprender a respetar los pasos y gestos, cada uno con un significado específico. ‘Que los bailes que hacemos sean alegres y los trajes que usamos sean vistosos, no quieren decir que sea un carnaval. Es un acto cargado de significación y de tradición que se debe respetar’, dijo la chica.
Para Johana, el baile de mañana será el más especial de sus 15 años de danzante, ya que será el último. Dijo que se retira por cuestiones personales, pero que seguirá vinculada a los caporales. Su hija de un año ya le baila a la patrona de Bolivia.