Parecían los dueños de la calle alborotando el tránsito. Escoltados por la Policía y dejando atónitos a los conductores, quienes miraban sin entender qué significaban esos caños largos montados sobre el acoplado de 5 camiones, transitaron en medio de la Circunvalación y de la Ignacio de la Roza, ayer a media mañana. Sólo algunas personas, que miraban y hasta sacaban fotos, se percataron de que lo que pasaba era el Arco del Sol, que quedará colocado en el Autódromo El Zonda-Eduardo Copello de forma permanente y servirá de marco para el escenario del espectáculo final de la Fiesta Nacional del Sol (ver aparte).

Los 4 camiones que encabezaron la caravana estaban dispuestos a la orilla de la Avenida General Mosconi, en el lateral de la ruta 40. Pero cuando quisieron sacar el quinto camión comenzaron las complicaciones. Es que la sección de arco que debía trasladar era la más ancha, de 6,5 metros. Por eso, y por el largo del acoplado, el camionero no podía maniobrar el vehículo para sacarlo de la metalúrgica en la que el arco fue construido. Después de varios intentos todos se dieron por vencidos, pero llegó la salvación: la grúa. La máquina levantó los caños y los movió mientras el camión avanzaba. Así, el vehículo y la estructura quedaron en la calle.

Superado el primer obstáculo, todos temían que el hecho se repitiera durante el traslado, por eso la grúa acompañó a los camiones durante todo el recorrido. Inclusive, el ministro de Turismo, Dante Elizondo, vaticinó que el camino desde Rawson hasta el autódromo duraría unas 3 horas, pero sólo duró 1 hora y 12 minutos.

Los alrededor de 86 metros de tubo, divididos en 5 partes iguales, avanzaron en la calle y subieron a la Circunvalación. Dos policías a bordo de sus motos intentaban frenar los autos que estaban subiendo a la avenida, pero los que ya estaban circulando por ella debían dejar paso a los camiones. Los conductores miraban con sorpresa a los camiones y la mayoría les cedía el paso, aunque hubo algunos que aceleraron para no estancarse en el camino. Por su parte, muchos transeúntes se paraban en los puentes de la Circunvalación y hasta tomaban fotos.

Ya en su recorrido por la Avenida Central, los camiones se colocaron en el medio de la calle y los vehículos particulares directamente tuvieron que esperar en la orilla hasta que pasaran. La caravana tuvo su momento de máximo esplendor al pasar por La Bebida. Es que, al escuchar el ruido de los tubos que se golpeaban por el movimiento, la gente salió de las casas para ver qué pasaba. Y a todos los que saludaron, los camioneros les respondieron tocando la bocina.

Así, después de transformar la mañana en las calles sanjuaninas, el arco seccionado llegó al autódromo, donde esperará hasta la semana que viene para ser armado.