San Juan, 17 de octubre.- Los efectos de las cenizas volcánicas en la salud de las personas son varios. Según un documento elaborado por varios centros especializados en el tema, el polvo suspendido en el ambiente provoca problemas respiratorios, oculares y en la piel.
Efectos respiratorios: las partículas volcánicas pueden ser tan finas que son aspiradas profundamente hasta el interior los pulmones. Con una exposición prolongada, aún los individuos sanos experimentarán molestias en el pecho, acompañadas de aumento de tos e irritación. Los síntomas agudos (inmediatos) más comunes incluyen irritación y secreción nasal, algunas veces dolor de garganta, acompañados de tos seca. Con problemas pulmonares previos, se pueden desarrollar síntomas severos de bronquitis que persisten durante algunos días después de la exposición a las cenizas (por ejemplo, tos seca, flema, sibilancias, pitidos) o disnea (falta de aire)). En las vías respiratorias, en personas con asma o bronquitis, la respiración cortada, el jadeo y la tos son las manifestaciones más frecuentes.
En raras circunstancias, la exposición prolongada a cenizas finas puede producir enfermedades pulmonares serias. Si éstas ocurren, se debe a que las cenizas son muy finas y contienen sílice
cristalino (que produce silicosis) y las personas afectadas debieron haber estado expuestas a altas concentraciones de cenizas durante muchos años.
Síntomas oculares: la irritación en los ojos es un efecto común, ya que una porción de arenilla puede provocar dolorosas erosiones (rasguños) en la parte frontal del ojo (abrasiones en la córnea) y conjuntivitis. Las personas que utilizan de lentes de contacto deben ser especialmente conscientes de este problema y no ponérselos para prevenir una abrasión en la córnea. Los síntomas más comunes son una sensación de cuerpo extraño, dolor, secreción, abrasiones, conjuntivitis.
Irritación cutánea: aunque no es muy común, las cenizas volcánicas pueden producir irritación en la piel a algunas personas, especialmente si la ceniza es ácida. Los síntomas incluyen irritación y enrojecimiento de la piel, e infecciones secundarias debido al rascado.
Ante la presencia de cualquiera de estos síntomas, se debe consultar al médico especialista.
