�El rechazo de la Corte Suprema de los EEUU deja abierta una serie de posibilidades que dependerán tanto de la postura de las partes como de la del mismísimo juez Thomas Griesa. La opción de un pedido a la Corte de reconsideración o ‘rehearing‘ es hoy considerada remota por los especialistas, en razón de que este alto Tribunal raramente accede a esa instancia, que además le pone un freno a la ejecución de la sentencia. Al volver la causa a Griesa, éste deberá decidir si levanta el ‘stay‘ o cautelar que impidió hasta ahora ejecutar la sentencia y efectuar embargos, tal como lo pidió casi de inmediato el Fondo NML y desde esa instancia, surgirán otras opciones: *que el juez inste a la Argentina a pagar sin dilaciones. *Que consulte a los abogados del gobierno argentino cuáles son los pasos que prevén seguir, opción que se considera más probable que la anterior. En este último caso, la Argentina podría repudiar o desacatar el fallo, con lo que volvería a entrar en default o podría solicitar un lapso prudencial para presentar una oferta de pago a los bonistas demandantes. En caso de que los tenedores de títulos accedan, quedan por dilucidar las condiciones y plazos de pago. Asimismo, si las negociaciones se extienden más allá de fin de año, caducará la cláusula RUFO (Rights Upon Future Offers) que da a los bonistas el derecho de reclamar mejoras a lo ofrecido en el canje, lo que aliviaría el peso de los pagos. Esta opción sería la menos probable, porque después de haber ganado el juicio los holdouts tienen todo a favor para que se ejecute la sentencia. No pagar en Nueva York para evitar el embargo de los fondos (el 30 de este mes se deberán pagar 228 millones del bono Discount), sería también una opción que el Gobierno podría evaluar.