La primera jornada será un desafío. A los que nunca participaron, les espera la emoción de lo desconocido. Y los que ya fueron, saben que la cordillera siempre guarda sorpresas. Con clima de entusiasmo y de revivir lo que hace 200 años hizo San Martín, los 152 expedicionarios partieron para hacer realidad la décima edición del Cruce de los Andes. Este año con una ausencia: la del Gobernador.

Los periodistas y actores que llegaron desde Buenos Aires y los medios locales que participan del Cruce, entre ellos un equipo de DIARIO DE CUYO, salieron ayer por la siesta hacia Barreal. La idea fue empezar a aclimatarse a la altura ya que tendrán que cabalgar a casi 5.000 metros y sortear caminos sinuosos y de cornisa. Por ello, la primera noche de la expedición fue en Calingasta.

Según el itinerario establecido, hoy a la madrugada partirán hacia Manantiales donde comenzará el trayecto en mula. La primera jornada, tras 8 horas de cabalgata aproximadamente, terminará en Las Frías. Este es uno de los sitios más complicados, porque, como su nombre lo indica, las temperaturas son extremas. Sin embargo, la segunda jornada es la que suele hacer estragos. Es que habrá que atravesar El Espinacito, con una altura de 4.825 msnm y senderos muy angostos y empinados. Tanto, que muchos expedicionarios en otras ediciones, se bajaron de sus mulas e hicieron el trayecto a pie por miedo a que los animales desbarrancaran en el precipicio.

El refugio de Sardina será el lugar de descanso y donde se continúe con la aclimatación a la altura para llegar el 12 de febrero al límite con Chile. El regreso está estipulado hacia el próximo fin de semana.