A nivel nacional, mucho se ha dicho sobre la posibilidad de ir hacia un bipartidismo con la reforma kirchnerista. De hecho, si no fuera por la posibilidad de frentes o alianzas electorales, con la nueva ley muchos partidos nacionales directamente tenderían a desaparecer por la imposibilidad de juntar votos más allá del 2 por ciento del padrón. En San Juan el panorama es similar. Con poca acción política en los años de tregua electoral, hay fuerzas que no parecieran dar síntomas de recuperación como para llegar al piso en forma solitaria en 2011. Y si efectivamente no encuentran un instrumento para ser atractivos para la sociedad, van a tener que buscar alternativas. La salvación la da la misma ley, que permite que los partidos armen un frente y que como frente celebren una interna para elegir a sus candidatos. Para pasar a la general, deberán cumplir el mismo requisito: que al menos el 3 por ciento del padrón provincial pase por el propio cuarto oscuro en la primaria y las chances se incrementan si se juntan muchos. Aunque no es garantía, si se mira lo que pasó con algunos frentes en 2007. Así las cosas, las alianzas no serían concebidas sólo como un espacio para ganar fuerza e ir a pelear bien arriba. Para los devaluados o los que no logran despegar, además de disimular la falta de representatividad, sería un ámbito de supervivencia.
