Qué llevó a que los aborígenes que desandaban los campos de Iglesia, entre los años 1200 y 1460, crearan figuras que sólo pueden ser apreciadas desde cierta altura aún genera incertidumbres. Indudablemente no fue para comunicarse con seres extraterrestres, mito alimentado por los geoglifos más famosos del mundo, los de Nazca, en Perú, siguen envueltos en misterios pese a que los especialistas determinaron que pertenecieron a la Cultura Angualasto. Se trata de cuatro geoglifos realizados mayoritariamente sobre pedemontes en diferentes zonas de Iglesia, que se conservan pese al tiempo y que provocan atracción por el halo de misticismo que los rodea.
Las formaciones sanjuaninas son las de Cuesta del Viento, Llanos de Palito, Bordos Negros de Colangüil y Las Flores. Hay varias teorías que intentan explicar estos geoglifos, pues los especialistas creen que se trata de señaléctica en rutas que usaban los aborígenes, o que pueden significar algún tipo de jerarquía, o una preparación del lugar para alguna acción o que se trata de mensajes vinculados al intercambio de bienes entre diferentes culturas, especialmente de las que venían del Norte de Chile o del Noroeste argentino.
‘También hay teorías que consideran que es posible que haya vinculación con amautas (sabios incas) o extraterrestres, que carecen de rigor científico; y otras que hablan del ritualismo del camino, es decir, de cuestiones creadas no necesariamente para ser vistas, sino ejecutadas, como las danzas, por ejemplo’, dijo Adriana Varela, especialista en arte rupestre y una de las personas que halló los geoglifos, como también lo hicieron Gabriela Riveros y Mariano Gambier.
El geoglifo de Cuesta del Viento es uno de los dos más australes de Sudamérica, junto al de Vinchina, en La Rioja. Fue descubierto por Gambier y en su momento quiso ser aprovechado por la Municipalidad de Iglesia como atractivo turístico, pero aún no tiene infraestructura para que pueda ser visto de cierta altura y sin que los visitantes lo alteren. El de Llanos de Palito está ubicado entre Tudcum y Colangüil y tiene forma espiralada, además de una construcción que con el tiempo fue saqueada.
El de Las Flores, por su parte, está ubicado cerca de la aduana y se cree que también era parte de un ritual que vinculaba a los Angualasto con los pueblos originarios de Chile. El de Bordos Negros de Colangüil, sin embargo, es diferente pues fue realizado también con la extracción de material del terreno. Además, según la hipótesis de Varela, sería más antiguo que el rango de tiempo entre el 1200 y el 1460. ‘Es que la figura estaría asociada con campos de cultivo de la fase Punta del Barro, que consiste en la fabricación artificial de suelo para cultivo, con una tecnología muy novedosa para el desierto y que ya fue identificada y descripta por Gambier. Es decir que podríamos estar hablando nada menos que de un geoglifo realizado en los 50 después de Cristo’, expresó Varela.

