Hasta no hace muchos años, las personas hemofílicas no sólo evitaban hacer alguna actividad física, sino que en algunos casos estaba prohibida. Es que cualquier golpe deriva en hemorragias debido a que su sangre no coagula con normalidad. Por eso, pese a que los avances científicos mejoraron la calidad de vida, el deporte en general no va de la mano con estos pacientes. Sin embargo, la Unidad de Hematología-Oncología del Hospital Rawson elaboró un proyecto para que los hemofílicos acceden a hidroterapia como parte de su rehabilitación y FundaME recogió el guante para poder financiar la actividad. Así, 32 chicos (y dos adultos) comenzaron a practicar natación rompiendo las barreras de sus miedos y si bien la actividad es reciente ya empezaron a notar mejorías. Lo hacen todos los jueves en una piscina climatizada y totalmente gratis.
Las clases de natación están divididas por grupos de edades. Pero en todos los casos realizan ejercicios terapéuticos y de paso aprenden a nadar. Usan diferentes objetos y a los más chicos los divierten con juegos, como embocar pelotas o pasar debajo de flotadores.
Algunas mamás, siempre pendientes de sus chicos para evitar que se golpeen, se quedan junto a la pileta y otras miran desde una puerta vidriada. ‘Le encanta venir a nadar y desde que está haciendo hidroterapia ya no le dan tantas hemorragias. Al principio teníamos miedo, especialmente porque mi hijo suele tener hemorragias en las rodillas y los codos y en la pileta no sabíamos cómo le iba a ir, pero sinceramente le está yendo muy bien’, contó Natalia, mamá de José. El chico de 15 años es alumno del Nacional y varias veces, por no poder aguantar jugar al fútbol con amigos, debió sufrir las dolorosas consecuencias con el sangrado interno. ‘Por eso ahora está muy motivado, siente que tiene libertad para fortalecer músculos y gastar energía’, agregó Natalia.
‘Este es el primer proyecto a nivel nacional en el que los pacientes hemofílicos no tienen que pagar para hacer hidroterapia. En general, con esta patología son muy afectadas las articulaciones y los hemofílicos padecen de atrofias en músculos y articulaciones, empiezan a caminar mal y en algunos casos dejan de caminar. Con hidroterapia y natación crecen los músculos, que a su vez protegen las articulaciones, por lo que terminan mejorando la calidad de vida’, explicó María Elizabeth Arrieta, una de las responsables de la Unidad de Hematología-Oncología del Hospital Rawson.
‘Al aliviar la gravedad en el agua, reducimos el riesgo de impacto en las articulaciones. En cada clase hacemos ejercicios terapéuticos, dinámicos, sin esfuerzos. Con los más chicos, a eso lo convertimos en juegos. Pero además, les enseñamos a nadar, por lo que es un trabajo integral’, contó la kinesióloga Carla Deguer.
Por su parte, la presidenta de FumdaME, María del Valle García, se mostró orgullosa del logro. ‘Todo lo que tenga que ver con mejorar la calidad de vida de los hemofílicos para nosotros es un avance. En cuanto tuvimos los recursos, concretamos este proyecto que más allá de que recién está empezando, creo que puede convertirse en unas de las acciones más importantes de la Fundación’, expresó.