Ayer, los jóvenes fueron parte de un evento en el que experimentaron un cambio de sentimientos. Pasaron de la calma total a la euforia para expresar su fe en Dios. Fue durante el desarrollo de VI Jornada Arquidiocesana de Jóvenes que se realizó en el Estadio Cubierto Aldo Cantoni. Participaron unos 500 chicos de toda la provincia que concurrieron a escuchar el testimonio de la hermana Guadalupe Rodrigo, misionera en Siria, y a participar de la misa que celebró el obispo.

Comenzó el evento y en el interior de Estadio no se escuchaba más que la voz de la hermana Guadalupe, a pesar de que había cientos de jóvenes sentados en las tribunas y sobre el piso de la cancha. Ninguno habló ni se movió del lugar durante la hora y media que la religiosa usó para hablar sobre la matanza de cristianos en Siria. Escucharon con tanta atención el relato que sólo se levantaron para buscar más agua caliente para el mate. Pero la calma se terminó ni bien Guadalupe terminó su relato y cantó en árabe una alabanza a la Virgen. En ese momento todos los chicos se pusieron de pie y aplaudieron y silbaron con entusiasmo para agradecerle su participación a la misionera. A partir de entonces la calma se convirtió en euforia.

Ni bien llegó monseñor Alfonso Delgado los jóvenes se acercaron para saludarlo y hasta sacarse una selfie con él. Luego, comenzaron a saltar y a tocar los redoblantes y vuvuzelas para vivir la previa de la misa con energía.

Ante este entusiasmo, el coro encargado de interpretar los cánticos religiosos subió anticipadamente al escenario y comenzó a cantar para sumarse al clima festivo.

El obispo dio comienzo a la misa y los jóvenes retomaron la calma, pero fue hasta que cantaron la primera alabanza a Dios. No sólo la acompañaron con palmas, sino que también algunos la bailaron y otros saltaron al ritmo de la música.

Tras la misa hubo un corto receso para que los jóvenes y demás participantes de la jornada pudieran almorzar, por lo que volvió la calma al Estadio aunque no por mucho tiempo. Los chicos volvieron a ponerse eufóricos cuando arrancó el recital de música católica a cargo del cordobés Maxi Larghi, que hizo bailar a todos los presentes con sus canciones. Durante el show cantaron y bailaron sin parar mientras agitaron sin descanso las pancartas y banderas con las que se identificó cada uno de los grupos religiosos.