En la calle Balcarce, frente al Club Del Bono, Valerio Romero sacó los sillones, algunas mesas y la cama de su nieto de 11 años. Es que el agua del canal Ignacio de la Roza corrió por la calle adueñándose de todo. Fue así que ingresó a la vivienda de algunas familias e inundó además las veredas y varias calles en la zona de la esquina Colorada. Esto ocurrió ayer en el límite de Rivadavia y Capital, donde los vecinos aseguraron que esto pasa seguido, ya que el canal y las cunetas siempre están llenas de basura.

Para Valerio, la mañana comenzó tranquila. Estaba relajándose después del desastre del viento Zonda del lunes y de los apagones que sufrió en Navidad. El hombre de 74 años, estaba con su esposa que está en silla de ruedas y cuidaba a sus nietos cuando de repente ayer el agua empezó a colarse por las puertas. Inmediatamente, el hombre tomó el secador de piso para evitar la inundación. Pero la lucha de más de una hora, terminó con los muebles en la vereda para evitar que los arruinara el agua. La postal se repitió en otras casas de la zona. Pero además, el agua corrió por las calles como si fuese un río durante un par de horas, poco después de las 9 de la mañana. La zona más afectada fue la Ignacio de la Roza y las calles Centenario, Hipólito Yrigoyen (San Miguel) y Balcarce.

Valerio no fue el único afectado por esta inundación tras el colapso del canal lleno de basura. Margarita López dijo que después de las fiestas es común que esto suceda. ‘Sueltan el agua del canal (que todos los años se corta por seguridad) y cuando la largan no lo limpian. Entonces se tapa y nos inundamos. Es que las cunetas están llena de hojas y basura’, dijo la mujer que vive por Centenario, del lado de Rivadavia. Además, agregó que el viento Zonda causó mucha suciedad que taponó el canal y las acequias. Por eso fue común ver a los vecinos de la zona con palas o alambres tratando de destapar las cunetas para que el agua corriera normalmente.

Una vez que el agua se escurrió, las veredas de tierra se convirtieron en enormes charcos que hicieron que los peatones tuvieran que caminar con cuidado y esquivando los automóviles. En varios sectores, el agua permaneció hasta cerca del mediodía cuando empezó a secarse.

A pesar de que el conflicto es algo que ocurre seguido, los vecinos de la zona aseguraron que el problema radica en que al ser una zona limítrofe (entre Capital y Rivadavia) nunca consiguen soluciones definitivas. ‘Hace muchos años que vivo acá. Estoy del lado de Capital, ya presenté varias notas porque todos los veranos nos pasa lo mismo y nunca me dieron soluciones’, dijo Américo Gómez, señalando las hojas, bolsas y botellas que flotaban en las cunetas.