Antes del mundial de fútbol en Alemania 2006, se produjo unos de los contragolpes más recordados entre un personaje del deporte y un político. Todo comenzó en una videoconferencia entre el presidente de Brasil, Lula Da Silva, con integrantes de la selección ya instalada en Alemania. Y en un momento Lula le preguntó al DT Parreira cuánto había de verdad en los dichos de la prensa que Ronaldo, que no estaba presente, estaba gordo. Días después, en rueda de prensa el futbolista fue lapidario: “así como dicen que estoy gordo, todo el mundo dice que él (por Lula) bebe mucho. Así como es mentira que estoy gordo debe ser mentira que él bebe mucho. El fue mal influenciado por la prensa y fue infeliz al preguntar eso”. Horas después de las declaraciones del Ronaldo, Lula da Silva envió una carta a Ronaldo para aclarar que cuando preguntó por el peso del artillero sólo pretendía “cerrar las polémicas”, dijeron fuentes oficiales.