San Juan. 10 de mayo.- Amor, solidaridad y emoción se conjugaron en un acto de las madres de los pequeños de una escuela de Pocito que quisieron aportar un granito de arena para los damnificados por el terremoto del pasado 27 de febrero que azotó a la parte centro sur de Chile. Fue por eso que, con sus propias manos, tejieron mantas llenas de color y calidez para enviarlas al vecino país.

La entrega de las mantas y de una veintena de cajas con ropa tuvo lugar en las instalaciones de la Escuela Ingeniero Marco Antonio Salazar, de Pocito, donde estuvieron presentes las autoridades del establecimiento, las madres de los alumnos y el director de la Casa de Chile en San Juan, Luis Enrique Valdebenito, quien fue invitado especialmente a recibir la donación.

Allí, los niños de Nivel Inicial bailaron la canción de Alberto Plaza, “Que cante la vida”, que se transformó en una especie de himno para todos los chilenos luego del terremoto; mientras que, los más grandes, recitaron una poesía de Gabriela Mistral. Además, un grupo de chicos movían pañuelos al viento como si fuesen palomas que querían volar.