Tijeras que se olvidan dentro de un paciente durante una operación, la falta de un tratamiento inmediato que termina con la muerte de alguien o un diagnóstico equivocado que deja a una persona postrada de por vida: solamente algunos ejemplos de mala praxis médica, que con lamentable frecuencia ganan los titulares. Pero aunque pueda suponerse que las denuncias de estos hechos terminan irremediablemente con un médico condenado, la realidad es otra. De una recorrida por los Juzgados de Instrucción de la provincia, se desprende un dato que es una radiografía de la situación: en los últimos 5 años, hubo cerca de 180 denuncias, pero sólo 2 terminaron con la condena penal del médico denunciado.

Las causas, en boca de los especialistas, son preocupantes. Por un lado, dicen que es muy difícil demostrar la culpabilidad total de un profesional en una denuncia de mala praxis, dado que en un procedimiento médico suele haber más de una persona involucrada. La segunda causa es más temible: fuera de grabador, acusan la existencia de una suerte de corporativismo, que hace que desde la Justicia se evite condenar a médicos por mala praxis, por temor a ser "castigados" después si deben necesitar su atención.

Rastrear expedientes de mala praxis en los juzgados puede ser una tarea de hormiga, ya que las carátulas son por homicidio o lesiones y no contienen la causa en su denominación. Pero son tan puntuales los casos, que hasta los empleados recuerdan aquellos que ingresaron por esa razón. Y también aportan un dato sobre cómo terminaron estas historias: la mayoría de los médicos denunciados fueron sobreseídos (no llegaron a juicio) o absueltos (no recibieron condena).

"Hay causas objetivas y subjetivas en esto -dijo Eduardo Cáceres, abogado penalista- que son difíciles de manejar. Entre las objetivas, está el hecho de que es muy difícil tener certeza en cuanto a la culpa de un médico, porque intervienen muchas personas en un acto médico. Y entre las subjetivas, se puede advertir una especie de miedo a la condena social si se condena a un médico. Algo así como un temor a la represalia corporativa de todo el sector".

Para la secretaria del Primer Juzgado de Instrucción, María Beatrice de Iranzo, es muy difícil determinar la culpa. "Hay veces que es muy difícil determinar si un médico pudo haber previsto una situación de riesgo de vida de un paciente, cuando no tiene ante sí ningún síntoma que se lo indique", ejemplificó.

El avance de la tecnología y la investigación en medicina hoy proporcionan elementos de diagnóstico mucho más certeros que hace 10 años. Sin embargo, ninguna aparatología reemplaza a la evaluación del médico, que es quien determina el tratamiento a seguir. Algo que, en muchos casos, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte del paciente, y entre la denuncia penal o el agradecimiento al médico tratante.