“El ozono y el cloro destruyen al cianuro, no es una amenaza”
 
El Ingeniero en Minas y Secretario Académico de la Universidad Nacional de San Juan explicó que la solución cianurada derramada en Veladero quedó inmediatamente expuesta al ambiente, por lo tanto, mediante la acción del ozono y los rayos ultravioletas el cianuro empezó a degradarse naturalmente. A su vez, posteriormente enfatizó que las plantas de tratamiento de aguas utilizan el hipoclorito de sodio para el proceso de potabilización. “El cloro no sólo elimina bacterias y microbios, sino que destruye también cualquier vestigio de cianuro. A diferencia de un derrame de hidrocarburos, el anión cianuro no persiste, ya que se combina con distintos minerales produciendo compuestos estables que no resultan tóxicos”, profundizó el Ingeniero Bellini. Y agregó: “Cabe recordar y remarcar que la sustancia cianurada con la que se trabaja en Veladero posee un Ph 11, es decir que es muy alto y alcalino. Por lo tanto, al contactarse con el río no genera ácido cianhídrico, el gas que resulta peligroso para la salud en caso de ser respirado, es por eso que ningún trabajador de la mina ha sufrido ningún tipo de problema”. Bellini detalló que posteriormente a la contingencia la gran serie de estudios realizados nunca detectaron el anión cianuro en el dique Cuesta del Viento y mucho menos en Jáchal. Las 5 o 7 partes por millón detectadas en cercanías de Malimán y Angualasto, “no representaron nunca una amenaza a los pobladores de dichas localidades, ni para los peces ni para el resto de la flora y fauna del lugar”.