"A través de los medios me enteré de lo que estaba pasado, pero en ese momento no presté demasiada atención. Con el paso del tiempo me di cuenta de todo. Tenía 23 años, trabajaba en un comercio y vivía en una nube que no tenía nada que ver con la realidad política. Pero sí supe de cosas que sucedieron. Amigos que se fueron a Córdoba y nunca más volvieron y un conocido que se fue a trabajar al Sur y acá lo trajeron en un cajón y nunca nadie supo qué le sucedió. Había muchas cosas raras, pero los adultos siempre nos decían que no nos metiéramos y no preguntáramos. Uno, joven y sin experiencia, seguía las reglas que le marcaban. Siempre pensé y hoy lo remarco, que ellos deberían haber juzgado a la gente públicamente y de manera legal. No como lo hicieron, sucio y oculto. Cuando escucho hablar a los dictadores me dan asco. Yo ahora tengo hijos estudiantes y me duele pensar que podrían haber sido ellos los que sufrieron".
