El despertar de cientos de millones de nuevos consumidores chinos a los placeres de la buena alimentación y a otras bebidas alcohólicas, es un gigantesco desafío para la industria del vino. Pero es aún una plaza incipiente, muy compleja, lejana y foco de la más feroz competencia mundial de los países productores. Señalando la conveniencia de “insistir en la calidad y en el prestigio de sus regiones como sello distintivo y cultural”, Debra Meiburg (reconocida periodista radicada en Hong Kong y con experiencia en los mercados de Asia); Yumi Tanabe (educadora y asesora vitivinícola, de Tokio) y Tommy Lam Chi Fan (de Beijin, China, CEO de un grupo comercializador de vinos en el Asia), desentrañaron el muy complejo mundo actual del consumo. Despierta, muy lentamente al vino como alternativa a la cerveza y otras bebidas alcohólicas: En promedio en Asia apenas si se supera 1 litro per cápita/año, pero implica a más de 150 o 200 millones de consumidores “nuevos”. Son curiosos del vino bueno -tienen poca lealtad a una marca y cambian constantemente- prefieren vinos más suaves, dulzones y de menor graduación.
