Virginia venía de rescatar a un caniche atropellado y de dejarlo en una veterinaria, cuando caminaba por calle Rivadavia, frente a Tribunales, y oyó un maullido. Ella es proteccionista e integra Callejeritos Sanjuaninos, así que empezó a rastrear de dónde provenía el llanto. A la búsqueda se sumó un bombero voluntario y un Monitor Urbano, hasta que determinaron que el animal estaba atrapado en el motor de un auto. Cuando lo rescataron, y en medio de un revuelo que a esa altura tenía al gatito pasándose de mano en mano y recibiendo mimos, una señora que venía pasando se encariñó y lo terminó adoptando.
Todo comenzó pasadas las 11, cuando Virginia (prefirió no dar su apellido) oyó el llanto del gato. Quizás fue su oído entrenado o el estar atenta para ayudar a animales callejeros, porque a esa hora el lugar era un hervidero y junto al auto hasta había gente tomando café, que se puso a rastrear el lugar. Primero creyó que estaba bajo la tapa de hormigón de la cuneta y llamó a Matías Ottenhsimer, bombero voluntario de Santa Lucía, para levantarla. Como no estaba ahí, siguieron buscando, aprovechando cada vez que el animal lloraba. A la búsqueda se sumó un Monitor Urbano y fue entonces que se dieron cuenta que el animal estaba atrapado bajo el capot de un Peugeot 207 estacionado. A todo esto, ya otras personas se había involucrado y el lugar estaba revolucionado.
Fue entonces que una señora que había estado observando corrió a buscar a la dueña del auto, que trabaja en Tribunales. Sorprendida, la mujer luego abrió el capot y ahí, acurrucado y con miedo, estaba el gatito.
Desde un café frente a Tribunales le trajeron unos criollitos en un plato y alguien pidió un poco de leche, así que rápidamente lo alimentaron. Cuando Virginia estaba por llevárselo para buscarle un hogar, apareció Lichi Monserrat, una exdiputada, y dijo conocer a alguien de un negocio cercano que buscaba un gato. Así que lo llevaron al local, pero finalmente no fue posible la adopción.
Otra vez en la vereda y con la gente siguiendo todo sin perderse detalles, entró en escena Filomena Romero, una mujer que estaba haciendo unos trámites e iba rumbo a la parada del micro, quien pidió adoptarlo. ‘Tengo perros y catitas, así que ahora vamos a sumar el gatito a la familia’, dijo la mujer, vecina de Santa Lucía, quien agregó que iba a pensarle un nombre. ‘Pongale Moisés, porque también fue rescatado de chiquito’, se lo ocurrió rápidamente a Lichi. Entonces ahí, entre la montonera de personas, al gatito lo llamaron Moisés, que acomodado en los brazos de su flamante dueña se alejó por Rivadavia al Oeste. Y quienes quedaron allí no pudieron dejar de pensar que el destino de Moisés pudo haber sido otro si es que ese auto arrancaba sin que alguien como Virginia no hubiese oído su llanto en medio del ruido de la ciudad.