Para que no queden dudas: el monóxido de carbono (CO) es un gas venenoso que arrastra una trágica y ascendente estadística en la Argentina, según datos del Ministerio de Salud: en el 2017 se contabilizaron más de 900 intoxicados y en lo transcurrido del 2018, casi mil personas afectadas por este gas mortal. Según las cifras oficiales el monóxido de carbono mata aproximadamente a 200 personas por año.

 

El CO se produce por la combustión incompleta del carbono presente en materiales como leña, carbón de leña, gas, kerosene, alcohol, gasoil y nafta. Está presente en el humo expulsado por automotores y camiones, candelabros, estufas, fogones de gas y sistemas de calefacción.

 

El monóxido de carbono no tiene color, olor, sabor, no irrita los ojos ni la nariz. Al ser tan imperceptible, es necesario tomar medidas preventivas

 

La inhalación de monóxido de carbono reemplaza al oxígeno en el torrente sanguíneo, lo que conlleva al sufrimiento de distintos órganos como el corazón y el cerebro. Quienes tienen mayor riesgo de intoxicación son los niños pequeños, los adultos mayores, las personas con enfermedades cardíacas y/o pulmonares, los fumadores, pudiendo provocar alguna sintomatología o la muerte misma.