Brasil concluirá 2011 con un saldo positivo en la aplicación de políticas públicas destinadas a erradicar la miseria, disminuir la desigualdad y mantener el crecimiento económico, pese a los efectos negativos de la crisis internacional.

Para alcanzar este objetivo la presidenta Dilma Rousseff llevó a cabo varios programas sociales. Dos de los más importantes fueron el que previene y trata el cáncer de mamas y cuello de útero, para el cual se destinó unos dos mil 650 millones de dólares, hasta 2014 y "Brasil sin Miseria" con el cual se busca eliminar la pobreza extrema.

El crecimiento vino también de mano de la construcción, donde ganaron impulso las obras para el Mundial de Fútbol (2014) y los Juegos Olímpicos (2016), lo cual incluye reparación, y hasta construcción de nuevos estadios y aeropuertos en algunas ciudades.