La sanjuanina Nelly Brond de Taja marcó todo un hito en el vitivinicultura mundial al ser la primera enóloga en el mundo cuando en 1952 egresó de la escuela de Fruticultura y Enología, fundada por Domingo Faustino Sarmiento durante su gobernación. Ayer se conoció que a los 95 años la ilustre mujer falleció.

Hace algunos años, allá por el 2019, Suplemento Verde tuvo un jugoso mano a mano con esta mujer que dejó una huella imborrable.

Nelly nació en San Juan en 1928. Hija de padre ferroviario, viajó mucho por el trabajo de su padre hasta que llegó la hora de estudiar enología, donde fijó raíces por estas tierras, un poco por gusto y otro porque un familiar suyo estudiaba la misma carrera. yo vine a quedarme a lo de una tía, porque tenía un primo que estudiaba enología también.

“Comencé en 1946, a los 18 años de edad. Yo había finalizado la secundaria en Resistencia. Entonces no me decidía qué estudiar y mi primo había finalizado el primer año y me comentó de la Escuela de Enología y esta hermosa profesión”, contó.

Y agregó, “justo se había inscripto la señorita Delia Bravo, excelente persona y amiga, que debería haberse recibido conmigo, pero ella demoró un poco más en rendir la tesis. Fuimos compañera toda la carrera, que duraba cuatro años, con unos profesores que eran un lujo, como el ingeniero Croche, fruticultura e industria de la fruta, o el señor Villanueva en granja, por ejemplo; siendo director de la escuela el ingeniero Ernesto Aubone”.

A pesar que era toda una rareza por esos tiempos que una mujer estudie enología, Nelly recordó que los muchachos la trataban con respeto

Cuando se recibió, sus primeras prácticas y trabajos como enóloga fueron en la Bodega El Globo, frente al colegio Fray Marmerto Esquiú. “Era una gran empresa con una bodega grandísima. Esta firma además tenía auditores de calidad. Y allí lo conocí a mi esposo, Mohamed Taja; y nos enamoramos. Él era cordobés, pero vivía en Buenos Aires”, recordó.

Como buena nexperta, reveló sus gustos: “A mí me gusta fundamentalmente el vino tinto, pero de los vinos nuevos, jóvenes de San Juan. Pero en especial me gusta mucho el varietal Syrah. Se expresa muy bien acá. También me gusta mucho, aunque no es vino, la mistela. Siempre me gusta tener un poquito de mistela para hacer postres. Y recuerdo mucho una mistela de Escuela premiada a nivel internacional Vinandino 2007.

En esa charla con este diario, Nelly dejó un mesnaje para las nuevas generaciones: “Qué apuesten a la vitivinicultura, al vino y los alimentos. Debemos saber defender lo nuestro. Las nuevas inversiones inauguradas esta semana así lo confirman. El mundo no va a dejar de comer ni de beber vino y todos sus derivados. Los jóvenes van a tener muchas posibilidades”.