La región vitivinícola se extiende de norte a sur en el oeste argentino. Desde Cafayate en Salta, hasta el alto valle de Río Negro, pasando por Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza y Neuquén, al pie de la cordillera de los Andes. Abarca 2.400 kilómetros y consecuentemente distintos suelos y climas, lo que hace del vino argentino un producto diferenciado, más allá de las variedades, por los terruños. En cada provincia se hace referencia a la "Ruta de vino’ con el fin turístico de conocer más esta industria. Visitar las bodegas, conocer los viñedos y los procesos de elaboración y almacenamiento, degustar vinos y hacerse del regalo preciso, son las razones que respaldan esta excursión. Existen además bodegas con alojamiento, una alternativa donde la cultura enológica impregna la estadía del visitante.