Rafael Nadal ambiciona lograr hoy, desde las 10 hora argentina, lo inimaginable, cuando dispute su cuarta final de Wimbledon ante el checo Tomas Berdych, un hombre que accede a la última ronda de un Grand Slam por primera vez en su carrera y que sigue los pasos de su compatriota Ivan Lendl.

Para el ganador de Roland Garros y el mejor posicionado en el ranking mundial, dar un paso más en la historia del tenis se ha convertido, casi, en costumbre.

Lo que no creía posible, lo “inimaginable”, según él mismo expresó, es ya una realidad para el segundo favorito, quien apenas hace unos años tan sólo ambicionaba adaptarse a la engañosa superficie verde, para ponerse luego como meta “jugar bien en hierba”.

Con cuatro finales en estas instalaciones y un trofeo de campeón en su palmarés (en el 2008, cuando venció al suizo Roger Federer), Nadal se encuentra hoy en su cuarta final consecutiva.