Cada vez que María López ve la ropa, los colchones y sus electrodomésticos mojados, no puede contener las lágrimas. Ella es, junto a otras tres familias, la más afectada por una inundación que se produjo luego de que el empleado de un terreno vecino no cerrara la compuerta de un canal cuando regaba unas canchas, en Santa Lucía. El agua, una vez que rebasó el predio, avanzó por las casas vecinas y a la de López, incluso, le llegó hasta los dormitorios. El responsable ayer se reunió con los vecinos y dijo que se hará responsable de los daños provocados.
La zona del problema está reducida a unos pocos metros de Ruta 20 y callejón Herrera, en La Legua, frente a la gruta de Lourdes. Según contó el dueño de un terreno que prepara para convertirlo en canchas de fútbol de alquiler, un empleado suyo se olvidó de colocar una de las dos compuertas del canal de riego, por la noche. Y ese error hizo que durante horas el agua fluyera libremente. Las cuatro casas vecinas (hacia el Este) se vieron afectadas, pero fue la segunda, por estar más baja, la que resultó la más afectada.
"Mi marido se levantó para ir al trabajo a las 4 de la madrugada y y cuando se bajó de la cama el agua le llegaba hasta más arriba del tobillo. Y luego el nivel del agua siguió subiendo. Fue desesperante y recién como a las 6 los bomberos pusieron la compuerta que faltaba en el canal. Aunque desenchufamos todo, me arruinaron la ropa, los colchones, la heladera, el lavarropa… La CPU de la compu estaba en el suelo y cuando la levantamos le salía el agua como si fuera un balde. Los bomberos me dijeron que espere por lo menos tres días antes de enchufarlos, para que se sequen bien, pero les entró tanta agua que no sé si van a funcionar", contó María.
"Por suerte mi casa está más en alto y tiene una vereda alrededor, pero quedamos enlagunados y los chicos tuvieron que mojarse enteros para salir de casa e ir a la escuela", dijo Deolinda Guardia, otra de las vecinas. Tras la ayuda de los bomberos, los vecinos sacaron algunas pertenencias al sol, mientras que el párroco de Santa Lucía, Eduardo Gutiérrez Bonduel, llevó colchones y frazadas a los damnificados. El dueño de las canchas ayer habló con los vecinos y asumió la responsabilidad. "Siempre vengo yo a regar, pero mandé a un empleado e hizo todo mal. No me queda otra que arreglar con los vecinos y hacerme cargo", se lamentó el propietario, quien había ido a hablar personalmente con los damnificados.