Víctor Hugo Sierra y Juan Leyes son dos excombatientes de Malvinas que tenían 2 cosas en común: ambos vivían en departamentos del interior de la provincia y no conocían ni el centro sanjuanino. Y lo que más fuertemente los unió fue aquella experiencia con el Ejército Argentino hace 31 años.

Para ambos, conocer el centro de San Juan fue la primera de tantas experiencias que vivieron en poco tiempo. Es que Sierra y Leyes tuvieron la posibilidad de cumplir con lo que tanto tiempo soñaron e imaginaron: viajar en avión, barco y hasta en helicóptero.

“Yo estaba enrolado en la Infantería de Marina y de un día para el otro nos dijeron que un avión Hércules nos esperaba para trasladarnos hasta Río Gallegos. Cuando llegamos, nos subieron a un barco que nos llevó hasta la Isla Soledad. Y si bien no fue un viaje de placer, es una de las tantas cosas que viví por la guerra y que seguramente no podría haber hecho de otro modo”, contó el caucetero Juan Leyes. Un camino similar transitó el albardonero Víctor Hugo Sierra, pero la diferencia es que él fue trasladado hasta la isla en helicóptero. “Conocí muchos lugares y viajé en distintos transportes gracias a la guerra. Igual hubiera querido hacerlo pero no en el contexto de un enfrentamiento como el que vivimos los argentinos en Malvinas”.

Víctor Sierra, el divulgador de los héroes de la guerra


“Cuando volvimos, nos tuvieron 1 semana encerrados en el cuartel”.

�El albardonero Víctor Hugo Sierra (a la izquierda en la foto) es uno de los conductores e impulsores del programa de radio que apunta a escuchar y divulgar las historias que se gestaron en la Guerra de Malvinas.

El programa, que se llama Café Malvinas, se emite desde hace 7 años en distintas radios de San Juan. “Es un espacio que buscamos tener durante muchos años y la verdad es que por este medio conseguimos muchas cosas. Desde ayudar a compañeros que no estaban económicamente bien, hasta ser una especie de confesionario en donde se relata un sinfín de anécdotas de la vida cotidiana en las islas. Lo mejor del programa es que podemos llegar a los oídos de mucha gente que no conocía el detalle de todo lo que vivimos por haber sido parte de la guerra y que por muchos años se ocultó”.

Sierra, que hoy tiene 50 años, contó que los excombatientes no pudieron hablar de lo que vivieron porque en la sociedad el tema Malvinas era tabú. “A nosotros nos escondieron. Llegamos a San Juan por separado y sin que nadie supiera que volvíamos, fue como si fuéramos culpables de algo. Cuando llegué a la terminal de San Juan no tenía a nadie que me esperara. Esta indiferencia llevó a que por muchos años yo me sintiera responsable del resultado de la guerra”, expresó Víctor Hugo.

Es por esto que surgió la necesidad de que los veteranos tuvieran un programa de radio en donde pudieran contar y expresar sus impresiones en el combate, para saldar aquella deuda de silencio del pasado. Así la sociedad conoce, de la palabra de los protagonistas, lo que diariamente transcurría en la guerra por el dominio de las Islas Malvinas.

Leyes dejó la gamela para empuñar la ametralladora


“A mí me ‘bailaron‘ durante una hora en plena guerra de Malvinas”.

�El caucetero Juan Leyes, quien actualmente tiene 49 años, dejó la gamela para empuñar una ametralladora en la guerra de Malvinas. “Yo desde muy chico salí a trabajar para ayudar a mi familia. Era jornalero en una finca de Caucete que tenía viñedos”, contó.

El caucetero llegó a las islas conociendo lo que era el trabajo duro y es por esto que apenas llegó a Malvinas fue el primero de su escuadrón en terminar de cavar la trinchera en el frente de ataque del Ejército Argentino. “Me felicitaron porque fui el que cavó más rápido la trinchera. La verdad me sorprendió porque físicamente no me costó mucho hacerla”.

El exinfante de Marina contó que las necesidades que pasó en su vida antes de la guerra le ayudaron a sobreponerse a muchos momentos límites de la guerra. “Hubo momentos en Malvinas que no podíamos salir de las trincheras porque sino nos mataban. En ese tiempo sólo nos daban de comer un poco de arroz con carne seca que nos dieron antes de llegar a la Isla Soledad. Muchos compañeros lloraban del hambre, y si bien a mí también me costaba, me afectaba menos que a ellos porque yo ya había vivido la experiencia de tener hambre en mi infancia”, expresó Leyes.
Era tal la situación extrema de los soldados en la guerra que, según dijo Leyes, cada vez que les daban una ración de chocolate intentaban llevarse más para esconderlas en las trincheras y así hacerse una reserva para cuando lo necesitaran en algún momento. “Lo que más nos marcó fue la falta de comida y de abrigo que teníamos. Hubo momentos que, por el frío, nos arriesgábamos a que nos mataran porque salíamos a buscar leña para hacer fuego”, confesó.