Considero que la mejor frase que puede definir a Domingo Faustino Sarmiento, seria "fue un hombre multifacético", lo que implica que no hay un solo Sarmiento, sino muchos. Esto se explica porque desempeñó infinidad de oficios y funciones demostrando en todos los casos un gran talento. Es difícil alcanzar un gran logro en una sola y determinada actividad, él lo logró en varias y teniendo como sólo antecedente pertenecer a una familia modesta tanto en lo referente a los recursos económicos como a los intelectuales. Brilló como político, periodista, escritor, estadista y educador.

Su actividad como político es la más polémica, porque gran parte de ésta la desempeñó durante los más de cuarenta años de guerras civiles que azotaron al país y lo hizo como quien "toma partido hasta mancharse", y por supuesto él fue uno más entre muchos de los que vieron las cosas de ese modo. Su compromiso e ideas le costaron el exilio en más de una oportunidad y él supo también ser inflexible con sus rivales; además, cuando la victoria estuvo en las manos del partido al cual pertenecía, no precisamente actuó como alguien tolerante. Aunque para el siglo XIX y en una Argentina que recién empezaba a existir éste era el comportamiento habitual de todos.

Al periodismo le dedicó muchas de sus mejores horas, desde que fue fundador, director, redactor y distribuidor de El Zonda en su ciudad natal, pasando por su trabajo en El Mercurio de Valparaíso, hasta imprimir nuevamente el Zonda ya como gobernador de su provincia, a los que se agregan infinidad de colaboraciones en periódicos dispersos por todo el continente americano. Casi siempre viendo en la nota a redactar un instrumento más para el desarrollo de su prédica política, los artículos generalmente lo diferenciaban políticamente de sus adversarios, tanto de aquellos que se encontraban fuera de su propio partido como al interior del mismo. Pero siempre la redacción es clara, los argumentos son presentados ordenadamente y el estilo es brillante, lo que implicaba un enorme problema para todos aquellos que caían bajo el peso de su polémica que ni de cerca ni de lejos tenían la misma calidad para responderle. Es también un redactor de literatura de gran valor a tal punto que seguramente se lo puede considerar el mejor escritor de la lengua castellana en el siglo XIX. De todos los libros que escribió, hoy lo que más se lee es Recuerdos de Provincia y el Facundo.El primero es una obra que debe enorgullecernos a todos los sanjuaninos, pues es un muy buen retrato de lo que supimos ser en la primera parte del siglo XIX. El Facundo como muchas de sus otras obras contiene una gran carga política, en la cual denuncia al caudillo riojano, a veces con ejemplos que son producto de su gran imaginación, pero tan bien escrito que todo hace creer que es parte de la realidad. Sarmiento en Facundo comienza a desarrollar la idea tan latinoamericana de "lo real maravilloso", que mucho más tarde escritores como Alejo Carpentier y Gabriel García Marques llevarían a su esplendor. Por algo es el comprovinciano más traducido y leído a lo largo y ancho del mundo.

Como estadista su carrera es espectacular, concejal, senador en varias oportunidades, embajador plenipotenciario en los Estados Unidos, Gobernador de San Juan y presidente de la República entre otras tantas funciones. Sus aportes son en casi todos los casos extraordinarios, en su provincia fue el primero en encarar el trabajo minero desde una perspectiva científica para lo que ordenó trabajos de prospección muy completos acordes con los mayores avances científicos de su época. Como presidente fue quien mejor aportó al diseño del país, para lo cual impulsó el desarrollo de ferrocarriles y telégrafos, fundó el Colegio Militar y la Escuela Naval y ordenó la realización del primer censo nacional porque para entonces todavía ni siquiera sabíamos cuántoséramos.

Aunque todo esto queda eclipsado cuando se analiza su actividad como educador comenzada siendo apenas un adolescente, pues fue maestro en la escuela de San Francisco del Monte en la provincia de San Luis donde vivió en compañía de su tío el fraile José de Oro. Posteriormente en su primer exilio chileno ejerció la docencia en la escuela del pueblo de Los Andes, donde se enamoró de María de Jesús Canto con la cual nunca se casó pero tuvo una hija, Ana Faustina Sarmiento, que luego sería la madre de Augusto Belín. Para profundizar en la temática pedagógica estudiará los sistemas educativos de varios países y quedará profundamente impactado por los de Francia y Estados Unidos. A Francia pudo viajar gracias a una pequeña beca que le otorgó el gobierno chileno, y si nos atenemos a lo que escribió en su diario de viaje, mezcló la observación, el estudio y la diversión en dosis bien proporcionadas. Del sistema educativo francés aprendió que el objetivo esencial del sistema educativo debía ser la formación de los ciudadanos, posibilitados luego de elegir y ser elegidos. A Estados Unidos pudo conocerlo en condiciones más ventajosas pues fue nuestro embajador allí, lo que le permitió conocer a los funcionarios y educadores del más alto nivel con los cuales pudo discutir, aprender y recibir múltiples apoyos. Varias de las ideas educativas que luego desarrolló como Presidente están inspiradas en la experiencia estadounidense, lo que explica que numerosas maestras de allí terminasen radicándose en nuestro país para trabajar en las recientes escuelas normales que fueron la base de nuestro sistema educativo.

Sarmiento, un hombre multifacético, excepcional, que no lo hemos sabido honrar por su increíble vitalidad y creatividad. La prueba es que nuestro sistema educativo sigue prácticamente de la misma manera que él lo creó, le hemos realizado numerosas modificaciones pero siempre de forma. En cambio Francia y Estados Unidos, los países que fueron sus modelos, sí introdujeron modificaciones trascendentales. Hace unos 60 años atrás llevaron sus sistemas de educación simple a integral, es decir que los chicos están mañana y tarde en la escuela, inclusive almuerzan allí, y todo gratuito. Nuestros chicos están solo 20 horas por semana en el colegio, los francesitos 32 e inclusive en algunos países asiáticos mucho más todavía. Cuando se plantea la necesidad de llevar paulatinamente nuestro sistema a lo que en países desarrollados es normal, se responde siempre con el argumento de que "es muy caro, no hay medios, es una locura", coincidentemente a nuestro prócer le decían el loco Sarmiento. De alguna de sus locuras habrá que inspirarse para poder progresar.