Víctor Basterra, sobreviviente de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), y querellante en varios juicios por delitos de lesa humanidad, estaba encapuchado y engrillado en el sector Capucha de ese centro clandestino cuando la CIDH visitó el lugar.

“No teníamos información, pero una noche nos llevaron a todos los prisioneros en dos tandas, nos subieron a una lancha nos taparon con una lona y fuimos a una isla que llamaron “El silencio”, recordó.

Esa fue la confirmación de las versiones que daban cuenta de la visita de la CIDH al país para recibir denuncias de familiares de desaparecidos.

Sin embargo, para Basterra, las condiciones de detención no mejoraron sustancialmente. “Seguimos en el piso tirados, encapuchados y engrillados, las torturas psicológicas y físicas continuaron como siempre”, afirmó.