Precios internacionales chatos para el óleo. La actividad en el país está perdiendo competitividad al ritmo de los ‘’asfixiantes’’ costos de producción que deben afrontar y, para completar, las heladas del año pasado destruyeron 8.765 hectáreas que, casi sin escapatoria, deberán pensar seriamente la posibilidad de reconvertir, principalmente aquellas que se ubican de la ruta nacional 40 hacia el Este. De yapa, ahora tienen demoras para ingresar a Brasil, un mercado clave, pero meses atrás hubo 70 días de freno total.
Hace algunas semanas desde la Nación llegó un salvavidas financiero de 30.000 pesos en carácter de aportes no reintegrables. Dicen los empresarios -por lo bajo- que apenas es ‘’una aspirina para una enfermedad grave y de pronóstico reservado’’. Es que el diagnóstico de esta última campaña dejó, por donde se la mire, números rojos: una merma en la aceituna en orden al 70 % con respecto al año anterior. Además, una caída en los precios internacionales de entre un 40 y 45%; mientras que los costos internos tuvieron un alza del 30%, entre mano de obra e insumos.
La reconversión sería una buena salida, pero sin ayuda del Estado parece imposible que por ejemplo un olivicultor migre a los pistachos, ya que además de la inversión inicial, la primera producción rentable es como mínimo a los 7 años.