Los tiempos para las madres cambiaron mucho desde la década de 1990, cuando empezaron masivamente a salir a trabajar. Ya sea por los fenómenos de globalización, de crisis económicas y por una apertura mental, las madres ya no sólo se dedicaron exclusivamente a sus hogares, sino que también se enfocaron en sus profesiones y en poder ganar su propio dinero. Fue un cambio que se fue dando paulatinamente, en el que la mujer pasó de ser ama de casa a una trabajadora que incluso sostiene su hogar, como el caso de las madres solteras.
 
Lo negativo es que ahora las mamás tienen menos tiempo para sus hijos, para el diálogo, para el control, más allá de que constantemente quieran estar pendientes de todo.
 
Creo que la clave para poder cumplir con todas sus obligaciones es el equilibrio. Y este se logra con una organización muy estricta de horarios en la distribución del día. Pero las mamás, por naturaleza, siempre son multifacéticas y tienen esa cintura para llevar adelante muchas cosas a la vez, que las hacen admirables.