Sí, es cierto, con las nuevas reglas, el juego se hace más vivaz. Más rápido. Menos friccionado. Hasta más emocionante por tantos goles. Por lo menos es lo que vi antenoche en la cancha de UVT. Pero extraño otras cosas. Y no es que sea violento o que me guste la violencia. El hockey es un deporte de contacto. Y para colmo se juega en un espacio reducido. Entonces, tiene que haber roces. Son ineludibles. Potenciados, inclusive, porque al estar sobre los patines, los jugadores alcanzan mayores velocidades. Las infracciones deben castigarse, en eso estoy de acuerdo. Pero, me encantaría que el hockey no pierda su esencia. Y antenoche casi como que la perdió. Porque muchos de los jugadores estaban más preocupados en no hacerle una falta al rival que en defender para que no les hagan un gol. Espero que los muchachos le vayan encontrando la vuelta a la cosa. Y, sin mala intención, se las arreglen para quitarle la bocha al rival. Sino, la esencia será historia. Por Walter Cavalli / Diario de Cuyo
