Pasaron de ser empleada doméstica y trabajadora de una empresa de seguridad a obtener un alto rango dentro del sistema de Estacionamiento Controlado. Para eso, rindieron un examen en el que superaron a unas 90 personas. Después, lograron ganarse el respeto de sus compañeros y de los conductores que dejan sus autos en la calles de la ciudad y que muchas veces se enojan por tener que pagar. Se trata de Norma Ortiz y Claudia Pereyra, las únicas mujeres que realizan la tarea de supervisión en el ECO, entre casi 20 hombres que ocupan ese lugar.

‘Hay momentos en los que nuestro trabajo es difícil. Varias veces al día, los operarios nos llaman porque tienen problemas con los usuarios que se enojan o que no quieren pagar. Una de nuestras funciones es explicarles que tienen que respetar el servicio.

Algunos reaccionan mal al principio, pero hay que hablar con paciencia para que entiendan‘, comentó Claudia. Y Norma agregó entre risas que ‘uno pensaría que, como somos mujeres, los hombres no se a animarían a tratarnos mal. Pero a veces están tan enojados que no piensa en cuestiones de género‘.

La incursión de las mujeres en el ECO fue lenta. Recién en mayo pasado, cuando el sistema llevaba más de dos años en funcionamiento, ingresaron las primeras operarias. Sin embargo, ellas demostraron que las mujeres puede trabajar sin problemas y, encima superaron las expectativas haciendo carrera rápidamente.

Norma y Claudia se incorporaron al trabajo siendo asistentes hace 7 meses y, desde hace 1 lograron el cargo de supervisoras. Para eso, tuvieron que rendir un examen psicológico y otro de conocimiento, con otras 98 personas, entre las que se seleccionó 9. ‘Fue complicado, pero teníamos muchas ganas‘, contó Norma, quien entró con uno de los mayores puntajes. Además agregó con orgullo que ‘mis dos hijos están muy contentos y mi mamá y mi papá, también. Para mí es un gran logro estar en este lugar después de haber sido empleada doméstica gran parte de mi vida‘.

Entre las tareas que tienen que realizar se cuentan las de controlar las faltas que se haya labrado durante el día en todas las cuadras en las que funciona el sistema, cubrir a los operarios cuando tienen que dejar su lugar (por ejemplo, para ir al baño), hablar con los usuarios cuando hay inconvenientes, salvar las dudas que tengan los operarios o encargarse del cambio de los posnet cuando se rompen o surgen problemas.

A pesar de la diferencia de sexo, los hombres que trabajan en el sistema tratan con mucho respeto a las supervisoras. De hecho, cuando en el acto de cierre del ciclo del ECO (ver aparte), Norma subió al escenario a buscar su mención por su excelente conducta recibió los aplausos más estrepitosos del acto. ‘Ella tiene un carácter muy especial, se hace querer. Conmigo también se llevan bien, pero yo soy más seria‘, analizó Claudia.

Más allá de estar contentas con el cargo que ostentan, ambas mujeres prefieren mantenerse donde están en el futuro y no buscar nuevos ascensos. ‘Las dos tenemos hijos y somos separadas, por lo que tenemos que hacernos cargo de nuestras casas además de realizar nuestra tarea en el ECO. Ahora trabajamos entre 8 y 10 horas diarias. Si llegáramos a ascender a inspectoras o encargadas de logística la responsabilidad sería mayor y nos costaría más cumplir con ella‘, contó Claudia y recibió el apoyo de Norma.