Esa denominación para hablar de crisis de valores ya había sido pronunciada en un acto por el párroco de la Catedral, lo que despertó el cruce inmediato con un funcionario y una posterior denuncia en el INADI por supuesta discriminación. Pero aún así el Arzobispo volvió a usarla. Y hasta amplió su alcance, incluyendo esta vez, aunque sin nombrarlo, al ex apoderado de Madres de Plaza de Mayo, Sergio Schoklender, acusado de desviar fondos que iban destinados a viviendas sociales.
"Se construye sobre arena movediza cuando permitimos que avance esa gran enfermedad de la sociedad, a la que muchos llaman cáncer social porque al principio no se nota, pero si no se detecta y trata a tiempo termina afectando a todo el organismo", dijo ayer Delgado. Explicó que se refería a la corrupción, a lo que debía sumarse la inflación ("el impuesto al más pobre"), las drogas y otro "condimento": los "yates, aviones y las Ferrari a costa del sudor de todos, hiriendo sentimientos muy dolorosos del pueblo argentino".
Precisamente uno de los datos más escandalosos en el caso Shoklender es que le descubrieron, entre otras propiedades millonarias, una Ferrari a nombre suyo, cuya compra está sospechada de vincularse a los fraudes denunciados.
Schoklender ganó un triste renombre durante la última dictadura militar, cuando con su hermano Pablo asesinaron a sus padres, luego de sufrir maltratos y abusos por parte de ellos. Tras cumplir con su condena, fue recibido por Hebe de Bonafini en la agrupación Madres, de la que se convirtió en administrador. Y esa relación se rompió recientemente, cuando la Justicia empezó a investigar a Schoklender por presuntos manejos ilegales de la plata que utiliza Madres para construir casas. Entre otras cosas, detectaron la ahora famosa Ferrari de 250.000 dólares, además de un yate y un avión, en los bienes del ex apoderado de Madres. De ahí la mención hecha en la invocación de ayer por Monseñor.
El mensaje de Delgado se centró en la importancia de la democracia y del control ciudadano para lograr el bien común. Y cuando se refirió al "cáncer social" (frase que fue muy utilizada por los militares del último gobierno de facto), hizo una aclaración: "Ustedes perdonen -dijo-, pero esto lo digo con inmenso dolor como familiar, como hermano de una de las víctimas de un tiempo muy oscuro de nuestra Patria. Aquí en San Juan también hay víctimas y familiares de ese tiempo oscuro. Merecemos más respeto. Decir la verdad no es discriminar a nada ni a nadie. Al contrario, la verdad nos hace libres para pensar en el mal que debemos evitar y, por encima de todo, en la gozosa responsabilidad de sanar y de construir el país".
Consultado luego sobre las palabras de Monseñor, el gobernador Gioja dijo que "yo creo que para todo eso que es preocupación común hay que estar muy confiados. Vivimos en un país republicano donde hay un Poder Judicial que se va a encargar del que comete abusos, del que infringe la ley y con eso se compra yates, como decía Monseñor".

