Un paraíso en el que abundan los pájaros, las vertientes cristalinas y llamativas formaciones geológicas. Así es La Ciénaga, un pueblito ubicado en Jáchal, camino a Huaco, pero que está a punto de convertirse en otro lugar fantasma.
La gente lo va abandonado para irse a la ciudad. Un éxodo que desde Medio Ambiente vienen luchando por revertir desde hace un tiempo. Para ello, el año pasado abrieron una oficina de control e información turística en la casa de una vecina y contrataron gente de la zona para cuidar el lugar. Ahora están refaccionando una casa que les cedió Vialidad. También están proyectando hacer un vivero para que lo manejen los mismos pobladores.
La Ciénaga es una localidad que está a 15 kilómetros de la villa cabecera de Jáchal. Es conocida como el santuario de los pájaros por la cantidad de especies que hay en el lugar. Pero desde hace una década, el éxodo de los habitantes parece ser inevitable. Aún cuando desde Medio Ambiente de la provincia vienen realizando distintas acciones para contrarrestarlo. Un relevamiento que hizo DIARIO DE CUYO detectó que en el 2006 había en el pueblo 11 familias, en el 2008 había 8. Un año más tarde el número se redujo a 6 y hoy sólo quedan 3. Incluso, la familia que vivía en la escuela se mudó a la ciudad.
El abandono del pueblo tiene que ver con que no hay escuelas de nivel medio, por lo que si los chicos quieren seguir estudiando, tienen que ir a Jáchal. Y aunque no está lejos, no hay colectivos de línea que puedan trasladarlos. Esto hace que las familias enteras terminen dejando La Ciénaga.
En abril del año pasado, Medio Ambiente abrió una oficina de control e información turística en la casa de una vecina. Este fue el primer paso concreto para cuidar el lugar y crear puestos de trabajo. Tan es así, que el primer custodio ambiental del lugar es un muchacho que nació en La Ciénaga: Alejandro Vega volvió a su pueblo natal para trabajar como custodio de su propios tesoros naturales. Desde Medio Ambiente aseguraron que esa era una experiencia única ya que fue la primera vez que todo un pueblo trabajaba para cuidar su naturaleza. Ahora lo que buscan es que los pobladores se hagan cargo de un vivero, que sirva para proveer de distintas especies a las empresas que tienen planes de reforestación, según dijo Yanina Ripoll, encargada del Área Protegida de La Ciénaga.
En junio del año pasado por el lugar pasaron unos 30 turistas por día, mientras que antes de la apertura del puesto de control e información, no pasaban más de 6. Justamente es un perfil turístico el que buscan darle al lugar. Es por eso que Medio Ambiente no sólo capacitó a los custodios en temas de flora y fauna. Los muchachos también pueden hacer de guías turísticos, tal como sucede en la Reserva San Guillermo.