La sentencia por el caso Archerito se considera inédita, porque nunca antes alguien fue preso por una única muerte en un accidente de tránsito. Existen antecedentes de muertes por siniestros viales con condenas de encierro efectivo, pero con otros condimentos.

Así, por ejemplo, el calingastino Roque Dávila fue condenado a 3 años de prisión efectiva (pasó 8 meses preso y le dieron libertad condicional) por matar a 5 de los 7 chicos que sacó ebrio a dar una vuelta en auto cuando cayeron al río en julio de 2002. Y Gustavo Adolfo Durán pasó parte de los 4 años de castigo efectivo que recibió cuando unificaron las condenas por dos muertes consecutivas de jóvenes en Pocito, por manejar a elevada velocidad.