Se concentró y les pidió ayuda a San Expedito y a su padre, a quien considera un angelito que la cuida desde el cielo. Después salió de su casa. Era temprano, quería llegar a las 8 en punto para no perderse ni un segundo del sorteo, a pesar de que estaba en el padrón de las fuerzas de seguridad, que fue el último en entrar al bolillero. A medida que pasaban los minutos sus nervios crecían, pero su fe estaba intacta. Hasta que por fin escuchó que el locutor cantaba su número. “Yo sabía, ellos escucharon mi pedido, ahora voy tener mi casa”, decía ayer, antes del mediodía, María Jesús Molina con el maquillaje corrido y la voz entrecortada.
La mujer tiene 31 años y es madre soltera de 4 hijos, de entre 12 años y 1 año y 3 meses. Con ellos vive en la casa de su madre. “Ahí estamos bien, pero dormimos apretados. Mi mamá, mis dos nenas y yo dormimos juntas en una pieza, mis dos nenes comparten otra y en la tercera duerme mi hermano”, contó María Jesús. Y agregó que “ahora vamos a estar más cómodos. La verdad que esto es un sueño”.
Ella se considera una mujer de gran fuerza espiritual, dijo que vivió momentos complicados a nivel familiar, tuvo embarazos muy difíciles y que cría a sus hijos sola, pero que siempre tiene ganas de avanzar en la vida. Y, además de adorar a sus hijos, concentra toda su pasión en el trabajo, que desempeña en la Comisaría 24, de Rawson, desde hace 5 años. “La verdad que es un trabajo complicado y tiene horarios raros, te perdés los cumpleaños de tus hijos, las fiestas, pero a mí me encanta”, aseguró María Jesús. Y confesó que “decidí estudiar esto por mi papá, que era Policía y la verdad me encanta seguir sus pasos”.
Ayer, después del sorteo, la rawsina tenía un único deseo: volver a su casa y darles la buena noticia a su madre, a sus hijos mayores y más tarde a sus compañeros de trabajo. Ahora esperará que le avisen cuándo se podrá mudar, para iniciar su nueva vida.