El estrés que queda en las plantas luego de una temporada tan dura en materia climática suele repercutir en la campaña venidera, con una efecto arrastre que se evidencia en los volúmenes de producción. Dependerá mucho de que en el arranque del nuevo brote las heladas tardías o el viento Zonda no hagan de las suyas, explicaron desde el INV. ‘’Para recuperarnos de una campaña con estos niveles de merma debemos primero rogar para que no caiga granizo, que en definitiva es el que produce las bajas más pronunciadas en los viñedos’’, explicó un técnico del INTA.
