De una mañana para la otra, el cuerpo inerte de algún pato aparece flotando en el lago del Parque de Mayo o en sus orillas. Y su muerte, cuentan los encargados de la limpieza del lugar, no es por causas naturales o alguna enfermedad, sino que es el resultado del ataque de pericotes, que los van mordiendo de a poco hasta que los terminan matando sin que los patos puedan defenderse a pesar de su tamaño.
La escena se repite con tanta frecuencia que ya no sorprende al personal de limpieza, que levanta uno o dos patos muertos por semana como parte de sus tareas habituales. La lucha contra los roedores es de vieja data. El problema es que, según opinan los empleados, la población de pericotes aumentó desde que se hicieron los trabajos de cloacas. Estos se fueron adaptando a las circunstancias y cada vez se hace más difícil combatirlos. "El municipio pone cebos para roedores en las tazas de los árboles, pero se van a las copas de las palmeras, donde no se puede poner nada porque sería tóxico para las plantas, la gente y los animales", dijo un empleado del Obrador Central de Arquitectura, ente encargado del mantenimiento del Parque.
Para llegar a la isla que está en el centro del lago y que es donde las patas tienen sus nidos, los pericotes aprendieron a cruzar el lago nadando. "Por la noches ves sus cabezas asomarse en el agua mientras van de una orilla a la otra sin ningún problema", asegura uno de los empleados de limpieza. De todos modos, agregó, no hace falta esperar a la noche para verlos caminar entre las rejas que rodean el lago y entre los casi 150 patos y gansos, que son cuidados y alimentados con afrechillón y maíz por el mismo personal encargado de recorrer y limpiar con el bote el lago. Y las consecuencias están a la vista en el cogote enrojecido que tienen algunos de los patos que fueron víctimas de sus mordidas.
"Lo ideal sería que pusieran una malla de acero en las rejas que rodean el lago. Eso evitaría también que los patos más chicos se salgan hacia las veredas y calles del Parque y se conviertan en víctimas de los perros, algo que también pasa con frecuencia", dijo otro de los trabajadores. De todos modos, desde el Obrador Central dijeron que por ahora no tienen pensado encarar ninguna tarea al respecto ya que aún están deliberando si se pasa o no el mantenimiento del Parque al municipio capitalino.
Se salvó por una pluma
Algunos de los patos y gansos se salen del perímetro del lago y caminan por los veredines y calles internas del Parque de Mayo. El problema se presenta cuando hay algún perro cerca que, luego de los pericotes, son el segundo predador que los acecha y los mata. En la secuencia de fotos se ve uno de estos animales caminando distraído. Salió ileso del ataque de un ovejero alemán que fue interceptado en el intento por su dueña.

