En el puerto de la capital, Puerto Príncipe, se realizaron algunas reparaciones que permitieron reabrirlo para recibir cargamentos limitados de ayuda para las víctimas del sismo, y un buque naval holandés descargaba cajas de agua, jugo y leche a camiones en el muelle. La ayuda era más abundante pero seguía siendo insuficiente para alimentar y albergar a quienes quedaron sin hogar y a los heridos. Pequeñas tiendas de comestibles y barberías, así como farmacias, abrieron nuevamente en Puerto Príncipe, algunas dando crédito a clientes regulares sin dinero. El ministro del Interior de la nación más pobre de América, Paul Antoine Bien-Aime, señaló que unos 400.000 haitianos que perdieron sus viviendas serían reubicados en nuevas poblaciones a construirse en las afueras de la devastada capital. La primera ola de 100.000 refugiados será enviada a poblaciones de tiendas provisionales de 10.000 personas, cada una cerca de la ciudad de Croix Des Bouquets, al norte de la capital, anunció el ministro de Haití. Cuerpos de paz brasileños de la Organización de las Naciones Unidas se encontraban allí nivelando la tierra en un sitio donde el Banco Interamericano del Desarrollo (BID) planeaba ayudar a construir casas permanentes para 30.000 personas. El plan prevé que los haitianos desplazados ayuden a construir sus nuevas casas en un sistema de comida por trabajo, lo que les permitiría quedarse cerca de la zona donde residieron. La violencia y los saqueos han disminuido luego de que las tropas estadounidenses ofrecieron seguridad para la distribución de agua y alimento, mientras miles de haitianos desplazados decidieron seguir el consejo del Gobierno y buscar refugio fuera de Puerto Príncipe.