Transitar por calle San Miguel, entre Ignacio de La Roza y Comandante Cabot, es una odisea. Pozos de todos los tamaños, pianitos rotos, ripio por doquier y zanjas a medio cerrar es lo que abunda en esta calle que está en el límite de Capital y Rivadavia. La calzada quedó así luego de que en mayo pasado terminaran las obras de instalación de cloacas, pero nunca se pavimentó. Ahora, desde el Gobierno salieron a decir que será Vialidad Provincial la repartición encargada de pavimentar los más de 400 metros afectados. Pero esto sucederá recién el año próximo.

Son poco más de cuatro cuadras que se convirtieron en un caos, tanto para los conductores como para los vecinos del lugar. Este tramo de la San Miguel es muy transitado porque hay un club, una escuela y canchas de fútbol. Pero además, es el ingreso a varios barrios de la zona de Capital. La instalación de cloacas, encarada por una empresa privada, terminó en mayo pasado. El problema fue que, por la complejidad de la obra, tuvieron que romper más calzada de lo que se estimó en un principio. Por eso, desde Enosa (Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento) acordaron con la Provincia que la repavimentación estaría a cargo de Vialidad Provincial y no de la empresa. Tal como sucedió en algunos sectores de Rawson. Esto porque habrá que sacar todo el pavimento viejo y armar una nueva estructura. Como esta obra demandará una elevada suma de dinero, que todavía no trascendió, y demorará varios meses, decidieron encararla el año próximo con los fondos destinados al Plan 800 Cuadras. Mientras tanto, OSSE pidió a las comunas de Rivadavia y de Capital que realicen un bacheo provisorio para mejorar la circulación de los vehículos. La zona más complicada es la calzada del sector Este, es decir, por donde los vehículos circulan de Sur a Norte. Aunque la otra mano también comenzó a deteriorarse. “Con las últimas lluvias la situación se hizo insostenible. Los pozos se agrandaron y cada vez que se inunda el canal de la Ignacio de La Roza esto es un caos”, dijo Raúl Morales, un vecino de la zona. Al caos de los baches se suma además la peligrosidad que representa esta calle, sobre todo para los que circulan en bicicleta o moto. “En una semana hubo cinco accidentes. Una moto terminó incrustada en un pozo y una embarazada, en el suelo. Es imposible vivir así”, dijo Gabriela Melián, otra vecina.

Por todo esto, muchos conductores optan por atravesar los barrios que están al Este de calle San Miguel para poder desembocar en calle Comandante Cabot o viceversa. Esto llevó a que los vecinos de esos barrios, también comenzaran a quejarse.