A las 7 en punto, una hora antes que en el resto de la provincia, el Penal de Chimbas se convertía en la primera institución del tipo vivienda colectiva en dar comienzo al Censo Nacional 2010. Mónica Avila, subayudante del Servicio Penitenciario y coordinadora de la Oficina Pedagógica, era la encargada de iniciar el relevamiento tanto en la cárcel de varones como en la de mujeres. "Arrancamos a primera hora porque la población es grande -dijo- y hay un número importante que por la mañana va a hacer laborterapia y trabajos de granja a la colonia, que está ubicada afuera del predio".

Un total de 5 censistas, todos pertenecientes al personal del Servicio Penitenciario Provincial, recibieron capacitación previa al censo en la Universidad Católica de Cuyo. Mónica Avila señaló que "se calcula que a cada censista le corresponderán cerca de 200 encuestas que realizar. Si bien el total de internos es de 830 personas, a nosotros también nos corresponde censar al personal que trabaja tanto en la cárcel de varones como en la de mujeres. Estas personas ya avisaron en sus casas que no deben ser censadas por la persona que concurra al domicilio, porque ya fueron censadas aquí en la institución".

La labor de las encuestadoras estuvo bien organizada. Equipadas del mismo modo que los censistas que trabajaron en barrios y calles de toda la provincia, iniciaron su trabajo de acuerdo con una programación que había sido establecida con anterioridad. Por sectores, fueron realizando las preguntas de rigor a los internos, previo explicarles la importancia de responder a las mismas. El recorrido se cumplió con total normalidad y cada censista fue acompañada en los distintos sectores por personal de seguridad del Servicio Penitenciario.

"La idea -explicó la coordinadora- es no interrumpir las tareas diarias que ellos realizan. Por eso, en vez de reunirlos en un lugar para censarlos, hemos preferido ir nosotros a los sitios donde ellos hacen su rutina. Como la encuesta no es larga, lleva unos minutos nada más y después, pueden seguir con sus labores".

El personal también fue censado en su lugar de trabajo. Por el sistema de guardias, la mayoría los que tomaron el servicio ayer por la mañana, debían permanecer todo el día en el lugar, lo que no les daba tiempo para ir a sus casas a recibir al censista. Por ello, las encuestadoras fueron relevando uno por uno, en los distintos puestos donde prestan funciones.

En la cárcel de mujeres se dio una particularidad. Algunas de las internas, que eran de ingreso reciente y no tenían todavía una tarea asignada, recibieron a las censistas en el jardín de la unidad, donde una por una fueron respondiendo a la encuesta.

Mónica Avila señaló que "una vez concluida la encuesta, las planillas se entregan a la Jefa de Zona, en la escuela asignada para ese fin".