�El Hotel Bauen abrió en 1978, impulsado por la dictadura para el Mundial en la Argentina. El negocio funcionó: la década del 80 fue la época de gloria del hospedaje de cuatro estrellas. Como muchas otras empresas a lo largo y a lo ancho del país, el hotel Bauen quebró en diciembre de 2001, y el cierre de sus puertas pasó desapercibido en un país en llamas. Pero el 21 de marzo de 2003 sus trabajadores, aún librados a su suerte por la patronal, resolvieron ocupar el edificio. Ya no esperarían más respuestas. Así, un puñado de empleados formaron una cooperativa. Empezaron a trabajar sin comida y sin sueldo en un edificio de 20 pisos, 200 habitaciones, teatro, piscina, solarium, piano bar, que tenía que reconstruirse totalmente. En un principio salían a pedir monedas con cajitas, luego llegaría el trueque: uso de los espacios por comida, productos de limpieza y medicamentos. El Bauen nunca dejó de trabajar. Cambió su nombre a las siglas BAUEN Buenos Aires Una Empresa Nacional por no poseer los derechos sobre la marca, y siguió adelante. Tiene 180 habitaciones abiertas al público. Además ofrece salones, restaurantes, locación y servicio de catering para conferencias, eventos, congresos, plenarios. El 20 de julio de 2007 llegó una orden de desalojo, que en junio pasado, luego de siete años de idas y venidas, volvió a activarse.