Lo único que llevaba con ella era un bolsito de mano, con lo poco de ropa que tiene y una foto de su hijo David, de cuando era adolescente. Se subió así, tan apurada como expectante, al colectivo. Viajó durante más de medio día y llegó a Santiago del Estero. Allí, en un hospital mental, estaba su hijo, que tiene 25 años y llevaba los últimos 5 desaparecido, tanto que la mayoría de sus familiares y conocidos ya lo daban por muerto. A la siesta, con un calor agobiante, Leonor Díaz llegó al centro de salud. Y tras unos minutos de charla con los médicos, lo vio bajo el marco de la puerta: allí estaba su muchacho, que no lloraba como ella, que le devolvía el abrazo, que se emocionaba hasta donde le permitía el cuadro de psicosis que le diagnosticaron en aquella provincia.
El reencuentro le puso la piel de gallina a todo el mundo. La mujer no se quería desprender de ese abrazo. El joven sentía y retribuía el afecto. Pero su mirada seguía distante, perdida. El momento fue presenciado por un cronista del Diario El Liberal, que lo cubrió periodísticamente. Desde el periódico informaron que los médicos del hospital mental estatal Diego Alcorta ya le habían advertido a la sanjuanina que tal vez su hijo no la reconociera. Y que, cuando él mismo fue puesto sobre aviso del encuentro, lo único que había dicho era que tenía miedo de que su mamá lo retara.
El mismo diario informó que el psicólogo que siguió todas las instancias del tratamiento de David Garín fue Santiago Massi; el profesional había revelado que al joven lo habían encontrado en "condiciones lamentables, incoherente en su discurso, delirante", y que su conducta era "impredecible". De todos modos, la Justicia santiagueña autorizó el traslado de David. Su madre deberá encargarse de que continúe con un tratamiento en San Juan, ya que en Santiago le diagnosticaron el cuadro de psicosis.
Antes de que se reencontraran, los profesionales del hospital se dieron cuenta de un detalle importante: David no tenía más ropa que la puesta, prácticamente un harapo. Entre internos y médicos juntaron ropa para darle. Así fue que se presentó ante su madre, bien vestido, con el pelo corto y sin la tintura rubia de hace años. A Leonor le dieron remedios para que le siga dando a su hijo durante 10 días, hasta que logre ubicarlo en un tratamiento médico. Y casi a las 16:30, juntos se subieron a un colectivo, para llegar hoy a San Juan y empezar, ambos, de nuevo con su vida.