El diario estadounidense informó ayer que los responsables eclesiástico de aquel entonces, entre ellos el actual Papa Benedicto XVI, discutieron sobre la expulsión del cura, pero la prioridad mayor fue proteger a la Iglesia del escándalo.

Según Lombardi, a finales de los años 1990, después de que habían pasado más de dos décadas, se le presentó a la Congregación para la Doctrina de la Fe la pregunta de cómo tratar el caso Murphy canónicamente”.