El olor nauseabundo, sumado al barro que produjeron los líquidos cloacales que llegaron hasta la puerta del comedor de Exactas que se inauguró hace un año, fue motivo por el que la UNSJ decidió suspender el almuerzo en ese lugar y derivar a los estudiantes al comedor del Palomar. Fue porque se rompió una bomba que sirve para drenar las cloacas. Dicen que el lunes todo volverá a la normalidad.
La noticia del cierre fue difundida poco antes del mediodía, por lo que causó varios inconvenientes a los estudiantes que utilizan el comedor ubicado en el Complejo Universitario Islas Malvinas. Es que muchos de los alumnos tienen becas de comida y sólo sirven dentro del ámbito universitario, por eso tuvieron que tomarse un micro o caminar muchas cuadras para llegar a tiempo y tener su plato de comida en el complejo de El Palomar.
Sin embargo hubo gente que optó por no concurrir a ese comedor. ‘Yo decidí comprarme un sánguche y quedarme acá, antes de irme hasta El Palomar. Es que si no lo hacía, iba a perder mucho tiempo y prefiero aprovecharlo para estudiar o asistir a las clases de consulta‘, dijo Pamela Soria, una estudiante sanjuanina de Geofísica.
En la misma sintonía declaró Esteban Juan, estudiante de Astronomía, quien agregó que muchos de sus compañeros decidieron irse a pie porque no tenían dinero suficiente para poder pagar el boleto del colectivo.
Otra de las consecuencias que trajo aparejado este cierre repentino del comedor de Exactas, fue que casi se duplicó la cantidad de chicos que diariamente almuerza en el predio de El Palomar. Es que día a día, en la última semana, un promedio de 300 alumnos, principalmente provenientes de Ingeniería, almorzaban en el comedor que está dentro del complejo deportivo de la Universidad Nacional de San Juan. Pero ayer se sumaron 250 estudiantes de Exactas que llegaron a este sitio a almorzar y empujó al límite a los cocineros. ‘La comida que servimos diariamente está planificada de mucho tiempo ya que hacemos las compras y preparamos parte de los alimentos. Pero con esta marea de chicos de Exactas que llegaron, casi que no damos abasto para poder darles el almuerzo. Deci que nos avisaron a media mañana y pudimos hacer más comida‘, dijo Carlos Coria, cocinero de El Palomar.
A esto se sumó que algunos estudiantes tuvieron que esperar a que se desocuparan los mesones y las sillas que hay en el comedor, por la cantidad de gente.