Buenos Aires.- Raúl Ríos, el abuelo materno de Camila Brusotti, relató cómo llegaron a pedirle al Cura Brochero por la recuperación de la nena que por esas horas peleaba por vivir pese a los pronósticos médicos. ‘No pidas nada, Raúl, es preferible que tu nieta muera a que quede como un vegetal’, le dijeron al abuelo dos médicos conocidos y de prestigio. Sin embargo, una imagen del cura cordobés llegó a sus manos y se hizo el milagro.
Según contó el hombre a Diario La Nación, una amiga del matrimonio notó la similitud entre el caso de Camila y el de Nicolás Flores, el niño cordobés que a los once meses perdió masa encefálica por un accidente automovilístico y su recuperación fue reconocida por la Iglesia como un milagro obtenido por intercesión de Brochero. Entonces llevó a casa de los Ríos un cuadro con la imagen del cura que le habían dado para ‘personas enfermas o que lo necesitaran’. Entregó el cuadro con un cuaderno en el que los devotos anotaban sus intenciones y las gracias que iban recibiendo, un libro con la historia de Brochero y la oración para quienes quisieran rezarle una novena.
Raúl y su esposa, Marina, quedaron impactados. ‘Nosotros no lo buscamos. Brochero vino a nuestro encuentro’, recuerda Marina.
‘Una vez vi a Camila cuando la llevaban a hacerle una tomografía, le hablé y me di cuenta de que no respondía, no veía, no escuchaba, no hablaba. Hacía 15 días que estaba en terapia intensiva. Y me desesperé. Comencé a levantarme a la madrugada, cerraba las puertas, me quedaba solo con el cuadro de Brochero y le rezaba. Puse a Camila en sus manos y, créame, créame -repite Ríos con voz entrecortada y los ojos llenos de lágrimas-, me imaginé esas manos duras y ásperas por el trabajo y el manejo de las riendas. Le pedí que él ponga a Camila en manos de la Purísima, como llamaba a la Virgen. Este viejo pelado que soy rezó dos veces seguidas la novena que venía en ese libro; dieciocho días en total. Y coincidió que terminando la segunda novena a Camila la sacaron de la terapia intensiva y pasó a intermedia.’
Rápidamente la niña recupera los sentidos y es dada de alta en diciembre. En enero vuelve a caminar y en marzo la someten a una cirugía para ponerle una placa reabsorbible en la cabeza. Salió hablando y en buen estado.
El proceso
Ríos, que está jubilado como empleado bancario y docente, no dudó en responsabilizar al cura gaucho de la recuperación de su nieta. Por eso un día propuso a Marina, su mujer, escribir al correo electrónico que figura en una estampita de Brochero, en el que contaban lo que -ya no dudaban- era un milagro obtenido por intercesión del cura. Lo enviaron el 16 de marzo de 2014. ‘Algún día lo leerán y quizás nos respondan algo’, se dijeron. Pero al día siguiente los llamaron desde el obispado de Cruz del Eje para interesarse por lo sucedido.
En los meses que siguieron, el obispo de esa diócesis, monseñor Santiago Olivera, se reunió en San Juan con los Ríos y el arzobispo local, monseñor Alfonso Delgado, y se creó una comisión para investigar el hecho. Se tomó declaración a los testigos y tres copias de la investigación fueron llevadas por el propio Olivera al Vaticano en marzo de 2015.
‘Yo leí en el Antiguo Testamento que Dios iba a venir a darles luz a los ciegos, a destapar las orejas de los sordos y hacer que los tullidos salten como cervantinos. Y, en el Nuevo Testamento, que el flaco Jesús hizo ver a los ciegos, caminar a los inválidos y oír a los sordos… Es lo que vivimos nosotros ahora’, dijo Ríos en la primera entrevista con la prensa desde que su hija Alejandra, la mamá de Camila, fue detenida.
‘La canonización de Brochero para nosotros es una alegría que vivimos en medio de una situación muy dolorosa. Nuestra hija está detenida, procesada y aún no se hizo el juicio’, dijo Marina. ‘Se ha dicho de todo. Y nos hemos mantenido en silencio. Para nosotros son sentimientos encontrados porque Brochero es santo, la alegría para el mundo, alegría para los cordobeses, pero hizo falta una situación difícil, complicada como la que se vivió‘, agrega.